Antes de asomarse a los entresijos de la investigación histórica y alzarse como el coloso intelectual que fue, el joven Mario Góngora del Campo hubo de buscarse a sí mismo a través de los intrincados vericuetos del propio mundo interior y de su historia personal. El impetuoso escrutinio de sí, lo llevó a leer cada libro que cayó entre sus manos y a marchar con paso marcial ante las banderas del período entreguerras —Juventudes Conservadores, ideas filofascistas, Partido Comunista—, involucrándose íntegramente en el acontecer nacional como estudiante de Derecho primero, y luego cursando la Filosofía con mención en Historia. Pero, tal vez, su más decidora orientación fue aquella que le conducía hacia Dios por medio de la práctica devota y la acción social como joven católico; senda con baches, casi abandonada, pero retomada tras un breve periplo geográfico e ideológico que le enriqueció de experiencias y le dotó la apertura intelectual que demostraría luego a lo largo de toda su carrera como historiador, concluida sólo con su abrupto deceso en 1985.
En el presente libro, Patricia Arancibia explora ese período de formación de Mario Góngora, desde sus antecedentes familiares y su niñez hasta los treinta años, enfatizando tanto el aspecto interior de su persona como su acción en el mundo que lo circundaba, deteniéndose en los hitos de su trayectoria vital e intelectual y relievando su pertenencia a la generación de 1930, la cual marcaría las directrices culturales y políticas del país hasta fines de la década de los 70. De esta manera, la obra que el lector tiene en sus manos es una biografía ampliada que vale también como un estudio histórico sobre un período de nuestro Chile.
ISBN: 978-956-6214-14-4
293pp
15x23 cms
2024
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