Una fugaz estadía en la ciudad fluvial de Valdivia fue la ocasión propicia para toparme, por ventura, con Libros y libreros en la Antigüedad, del bibliógrafo, traductor, ensayista, diplomático y cinco veces candidato al Nóbel de Literatura, el mexicano Alfonso Reyes Ochoa (1889-1959).
Este mínimo libro, co-editado y publicado el 2023 por Ediciones Universidad Austral de Chile y el Fondo de Cultura Económica, tiene 88 páginas y se divide en seis breves secciones, a saber: 1) Testimonios literarios y descubrimientos de papiros, 2) Rollos de papiro y códices de pergamino, 3) Comercio del libro entre los griegos, 4) Editores romanos, 5) Las librerías en Atenas y en Roma y 6) Las antiguas bibliotecas y los antiguos bibliófilos.
El libro, extraído del volumen XX de sus Obras Completas, publicadas entre 1955 y 1979, nació de las anotaciones del autor, tras leer la obra de H. L Pinner, The world of Books in Classical Antiquity (1948). Él mismo las calificó como “noticias literarias (…) para servicio de los aficionados y recordación de algunos amigos”, y las reescribió y publicó pretendiendo guardar aquellos “papeles que de otra suerte se vuelven estorbo en las gavetas y hasta peso muerto en la conciencia” (p. 24).
El prólogo al texto, a cargo de tres académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México, junto con reseñar el contenido, informa al lector sobre el autor y su contexto histórico e intelectual, haciendo de la presente publicación un merecido homenaje al legado de Alfonso Reyes Ochoa, quien desde su juventud se dedicó a las humanidades y a los estudios clásicos, buscando la rica savia cultural que echaba en falta tras décadas de predominio positivista en México bajo el porfiriato.
El texto trata las temáticas antedichas a partir de citas de los propios autores griegos como Platón, Jenofonte y Aristóteles; y latinos como Cicerón, Horacio y Marcial, describiendo el periplo de las obras y noticiándonos sobre el oficio editorial en la antigüedad: la fabricación de papiros y pergaminos en las rivales Alejandría y Pérgamo, el comercio editorial entre las ciudades griegas, el vasto archipiélago de bibliotecas privadas y públicas y los detalles del oficio de editores romanos como Ático y los hermanos Socii.
Los talleres de los editores se servían de costosos esclavos diestros con la pluma, aunque existían quejas acerca de “ediciones llenas de erratas y hechas apresuradamente que llenaron la plaza de Alejandría y después se derramaron a Roma” (p. 52). Aquellos calígrafos también debían ser buenos dibujantes, pues era común ilustrar manuscritos, sobre todo para textos matemáticos, cartográficos, biográficos y farmacológicos. Los autores, como puede suponerse por la ausencia de registros de contratos de publicación, escribían “«por amor al arte», y acaso por conveniencia política en ciertas circunstancias” (ídem.).
De entre las grandes bibliotecas de la época, el autor destaca las de Aristóteles, Demóstenes y Eurípides; también las de potentados como Polícrates de Samos, Pisístrato de Atenas, Perseo de Macedonia, Mitrídates del Ponto y Hierón de Siracusa. Respecto de la rivalidad de las de Alejandría y Pérgamo, Reyes Ochoa señalaba: “como hoy se disputan las naciones el petróleo, ¡entonces se disputaban los manuscritos!” (p. 80).
Hacia mediados del siglo IV, la ciudad de Roma albergaba veintiocho bibliotecas públicas, y hasta en las provincias y pequeñas poblaciones las había. Sobre sus salones de lectura, se dice que contaban con iluminación artificial y estantes de cedro y de ébano.
Libros y libreros en la Antigüedad es de aquellos que se leen agradablemente de una sentada, no sólo por su breve extensión, sino también por la integralidad de sus partes, lo que impele a continuar hasta acabarlo. Su penetración en los interesantes y aun pintorescos pormenores de la actividad editorial del pasado grecorromano, puede divertir al lector contemporáneo e infundirle más amor por el libro impreso, en tiempos de tendencia digitalizadora.
Pablo Sepúlveda López
REYES, Alfonso. Libros y libreros en la Antigüedad. Ediciones UACh, 2023.