El libro Martín de Porres. Santo de América (2016), publicado en Lima por el Centro de Estudios Peruanos, es la versión castellana de la obra Black Saint of the Americas: the life and afterlife of Martin de Porres, editado por la prestigiosa Cambrige University Press (2014). Es obra de la historiadora estadounidense Celia Cussen, profesora de la Universidad de Chile, especialista en la historia de la América colonial, la esclavitud, la cultura afroamericana y criolla, la religiosidad popular y el barroco americano.
Se trata de un estudio sobre la vida, muerte y trascendencia de san Martín de Porres (1579-1639), mulato peruano, fraile dominico y santo de la Iglesia Católica; desde sus orígenes socio-raciales, recapitulando su trayectoria como religioso y sanador, su muerte y milagros póstumos, hasta su canonización en 1962. Si bien la autora no pretende “desmitificar”, ni menos “desacralizar” la figura de san Martín, más que indagar en sí mismo al santo, se propone entender cómo fue “hecho” santo; es decir, cómo tras su vida y muerte fue generándose un culto en torno a él, y cómo dicho culto fue entendiéndose, extendiéndose, significando y vehiculando mentalidades y creencias y a lo largo del tiempo.
Desde la muerte de Martín hasta su proclamación como santo pasaron tres siglos, tiempo en que las nociones de santidad y las necesidades espirituales fueron ajustándose según los tiempos y quienes los vivieron. De este proceso da cuenta el libro aquí referido, cuando se adentra en los pormenores de los procesos documentales y canónicos que comenzaron poco después de la muerte del fraile y terminaron recién en el siglo pasado. En dicho proceso, las hagiografías, los hechos milagrosos atestiguados y la imaginería religiosa que se encargó de representar materialmente a Martín, son revisados en detalle. Dicho proceso testimonia esos cambios y da cuenta de cómo el propio Martín de Porres fue respondiendo, por una parte, a las oraciones de los devotos y, por otra, a los procesos vaticanos.
En la obra, la santidad no sólo es vista desde la perspectiva de los fieles cristianos, sino también como un espacio de expresión y análisis cultural, en la línea del antropólogo Clifford Geertz. Estudiando los atributos que rodearon a san Martín, desde sus dotes de taumaturgo hasta su color de piel, busca comprender qué constituye el heroísmo y la virtud, cómo se enfrentan las dificultades universales de la vida, así como los problemas particulares y las tentaciones de un determinado ambiente y circunstancia. En el caso particular, el contexto de la colonia americana y la realidad socio-racial de Martín, el tema de las razas y castas, ocupa un lugar privilegiado en el estudio de Celia Cussen, que ve en este hijo de un noble español y una ex esclava, una figura demostrativa de la universalidad cristiana y de cómo grupos afro y criollos estaban respondiendo positivamente a la evangelización. A su vez, enfatizando la localización de Martín “en los intersticios de la «república de los españoles» y la «república de los indios»”, llega a concluir que el culto a este santo “surgió precisamente debido a sus orígenes mixtos”.
En la misma línea, al fijarse en los momentos clave de su elevación a los altares, algunas “coincidencias” saltan a la vista: la beatificación llevada a cabo en 1837, sólo dos años antes de condenarse la esclavitud en el documento pontificio In supremo apostolatus (1839); el patronazgo extraoficial del beato Martín sobre comunidades afro-católicas en Estados Unidos a inicios del siglo XX; y, finalmente, su canonización en 1962 en plena efervescencia de las demandas por los derechos civiles de los negros y los procesos de descolonización. De este modo, la autora asevera que “el impulso final para canonizar a fray Martín se vinculó con la lucha por la justicia (…) en especial en los Estados Unidos”.
Martín de Porres. Santo de América, es un libro muy apropiado para entrar en el mundo americano colonial, pletórico de religiosidad, asombro taumatúrgico, ciudades multirraciales y el esfuerzo evangelizador entre todas aquellas disímiles culturas. Desde la especificidad de una vida cercana a Dios según su condición y tiempo, abre el horizonte de nuestra mirada a toda una época y una concepción ya pasada de la existencia, aunque inmortalizada para siempre por aquel “fray escoba”, amigo de los perros y las ratas, curandero limeño, santo católico y de todo el Nuevo Mundo.
Pablo Sepúlveda López