Semblanza del abate Molina en el aniversario de su natalicio

Semblanza del abate Molina en el aniversario de su natalicio

Semblanza del abate Molina en el aniversario de su natalicio.

El pasado 24 de junio se cumplieron 284 años del natalicio de Juan Ignacio Molina, jesuita chileno famoso en Italia por sus adánicos aportes a las ciencias naturales y su severa crítica a las nuevas metodologías historiográficas gestadas en la Europa ilustrada del siglo XVIII.

Nació en 1740 y creció en la hacienda de Huaraculén, tierra donde cultivó un espíritu de observación empírica y rigurosa que floreció cuarenta años después en lo que sería su obra más célebre, el Compendio de la Historia Geográfica, Natural y Civil del Reino de Chile. Comenzó su educación a temprana edad en el colegio de los jesuitas de Talca e ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en 1755. Estudió Humanidades Clásicas e idiomas, llegando a dominar latín, griego, francés e italiano. Gracias a esto se le concedió el puesto de bibliotecario del Colegio Máximo de la Compañía en Santiago, donde lo sorprendió el decreto real de expulsión emitido por el monarca Carlos III, en que ordenaba que se “estrañen de todos mis dominios de España, e Indias, Islas Filipinas y demás y adyacentes, a los religiosos de la Compañía”[1], prohibiendo que jamás vuelvan a ser admitidos ni como individuos ni como comunidad. Tras esto Molina comenzó una turbulenta travesía desde 1767 —fecha de la expulsión— hasta que llegó a las costas italianas en 1769. Permaneció en Imola hasta la supresión de la Compañía en 1773 y, finalmente, se estableció en Bolonia, dando comienzo a su carrera intelectual y pedagógica, que mantuvo hasta su muerte, el 12 de septiembre de 1829.

Habiendo ingresado a la Universidad de Bolonia, se dedicó a profundizar sus conocimientos de la flora y fauna chilena. Su pasión por la investigación se volcó en la pedagogía y en la publicación de una obra concisa que sirviera como “obsequio útil a las personas que gustan de las cosas americanas”, sin que estuvieran “iniciadas en el estudio de las historia natural”. [2] El Compendio, publicado en 1782 como Saggio sulla storia naturale del Chili, pretendía dar una idea verdadera del reino de Chile, constituyéndose como una respuesta al debate epistemológico europeo que Antonello Gerbi denominó como “la disputa del nuevo mundo”. [3] 

Molina se propuso la defensa de América enfrentando a autores europeos como Cornelius de Pauw, que escribió las Recherches philosophiques sur les Américains. Dicha obra concluía una inferioridad del carácter americano, lo cual residiría en su clima húmedo e inmaduro, incapaz de producir intelectuales. Pauw era parte de una serie de pensadores que Jorge Cañizares denominó “viajeros filósofos”, [4] quienes cuestionaron los testimonios coloniales de las primeras expediciones a las Indias y propusieron nuevos criterios que resultaron en estudios superficiales y generalizantes del territorio americano, comprendido como un todo homogéneo, de hombres afeminados, tierras infértiles y animales defectuosos.

El abate, apoyándose en una metodología empírica del yo he visto y yo he estudiado, volvió a poner en valor los testimonios antes descartados, a los que sumó sus propios conocimientos y experiencias vitales en el territorio que lo vio nacer. Así pues, en su Compendio criticó el antedicho sistema generalizante, por ejemplo dedicándole a Pauw líneas como esta: “no sólo no ha visto nada de lo que escribe y divulga, pero no ha querido verlo en los autores que dice haber leído para formar su obra”. [5] Asimismo, propuso una nueva metodología basada en la adaptabilidad, según se puede apreciar, por ejemplo, cuando utiliza convenientemente la nomenclatura de flora y fauna de Linneo, de la cual “cuando ha sido del caso he formado otros nuevos siguiendo su método; pero he tenido por conveniente no adoptar su modo de distribuirlos, pareciéndome poco adaptable a la naturaleza de esta obra”. [6]

Hacia el final de su vida y tras el éxito de su Compendio, el abate siguió cultivando su carrera intelectual en el Instituto de Ciencias de Bolonia. Fue nombrado Miembro de Número del Ateneo de Bolonia, de la Academia Trentina de Ascola, y Miembro pensionado del Instituto Italiano. A su muerte, fue sepultado en el panteón de Hombres Ilustres de Bolonia. Mientras tanto, en Chile, el canon crítico-literario, desde Benjamín Vicuña Mackenna hasta José Toribio Medina, destacó lo significativo de su producción literaria bajo su condición de jesuita expulso. Walter Hanisch S.J. lo llamó el “primer constitucionalista chileno”,[7] y Miguel Rojas Mix lo denominó un “filósofo rebajado a cronista”.[8] De entre todos estos reconocimientos, Molina fue, fundamentalmente, un naturalista insaciable y un pedagogo riguroso, que se maravilló en el inmensurable estudio del Reyno de Chile.

Por todo lo anterior, puede que la razón más valiosa para releer a Molina sea la misma que lo motivó a publicar sus investigaciones: la indignación ante el cuchicheo calumnioso de las modas epistemológicas europeas que negaban la posibilidad a América de ser protagonista, a la vez que crítica de su propia historia.

Por Camila Jiménez

Editora Tanto Monta

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Referencias 

[1]  Consejo Real de Castilla. Colección General de Providencias hasta aquí tomadas por el Gobierno sobre el estrañamiento y ocupación de temporalidades de los regulares de la Compañía, que existían en los Dominios de S.M. de España, Indias, e Islas Filipinas. Madrid, Imprenta Real de la Gazeta, 1767.

[2]  Molina, Juan Ignacio. Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile. Santiago de Chile, Pehuén Editores, 2016.

[3]  Gerbi, Antonello. La disputa del Nuevo Mundo: historia de una polémica, 1750-1900. Trad. Antonio Alatorre, Fondo de Cultura Económica, 1982.

[4]  Cañizares-Esguerra, Jorge. Cómo escribir la historia del Nuevo Mundo: historiografías, epistemologías e identidades en el mundo del Atlántico del siglo XVIII. Fondo de Cultura Económica, 2007.

[5] Molina, Juan Ignacio. Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile. Santiago de Chile, Pehuén Editores, 2016.

[6]  Molina, Juan Ignacio. Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile. Santiago de Chile, Pehuén Editores, 2016.

[7]  Hanisch, Walter. Juan Ignacio Molina: Sabio de su tiempo. Santiago de Chile, Ediciones Nihil Mihi, 1976.

[8]  Rojas-Mix, Miguel. El fin del milenio y el sentido de la historia: Lacunza y Molina. Santiago de Chile, CEXECI, 2001.