Publicado en Revista Suroeste el 5 de febrero de 2024.
Dichosos aquellos tiempos cuando el filosofar
nacía como un vértigo del ser
nacía del asombro y no del tedio
nacía como parte del paisaje
y no como un dolor al bajo vientre.
(Antigüedad, poema 7)
La Historia de la Filosofía del Pbro. José Miguel Ibáñez Langlois, reeditada en noviembre de 2023 por Editorial Tanto Monta para inaugurar su colección “Letras Chilenas”, despliega sus versos desde los harapos místicos de los sabios hindúes y los primeros presocráticos hasta el Punto Omega de Teilhard de Chardin y el posestructuralismo de Michel Foucault, deteniéndose en la multitud de hitos, pensadores y escuelas que a lo largo de la historia humana han querido “tratar a la filosofía / que es sophía una dama delicada”.
Se trata, entonces, de una obra que puede suscitar serias meditaciones, alguna jaculatoria y más de una risotada.
Todavía hoy, a exactos cuarenta años desde su primera edición, la obra se presenta al lector como una rara avis, como se entrevé de lo que el autor prologó sucintamente para esta tercera edición: “¿Es una verosímil historia del pensamiento desde Heráclito a Heidegger? ¿Es poesía o antipoesía escrita en la huella de Quevedo y Parra? ¿Es ambas cosas o ninguna de las dos? El lector tiene la respuesta en sus manos”.
Sin necesitar una clasificación precisa del género de este poemario sobre filosofía cronológicamente ordenado, podemos decir que desde los primeros versos se evidencia un gran desenfado en la expresión de sus ideas, mezclándose cuotas de admiración, burla, veneración y encono manifiesto, sin perder jamás el buen humor. Se trata, entonces, de una obra que puede suscitar serias meditaciones, alguna jaculatoria y más de una risotada, como cuando escarnece pluma en ristre al Nietzsche “cabeza de pólvora”; cuando comenta de pasada el cahuín de Abelardo y Eloísa, que “sabía griego latín y hebreo y otras cosas menos inocentes”, o cuando hace mofa de la filosofía alemana y su idioma en contraste al latín:
Unaufgeklärtheitsmöglichkeit
qué nombre más complicado para una cosa que no existe
en la historia de la filosofía los nombres más complicados
se los llevan las cosas que no existen
las cosas que no existen
tienen una rara predilección por el alemán para no existir
prefieren no existir en alemán
lo cual es una forma de inexistencia mucho más perfecta
que dedicarse a no existir en sánscrito
o en inglés por ejemplo qué vulgaridad
o en latín por ejemplo donde todo existe.
(Edad Moderna, poema 94)
Pero tras las cuatro centenas de poemas, subyace lo que creo es el quid de este libro: la búsqueda de Dios.
Pero tras las cuatro centenas de poemas, subyace lo que creo es el quid de este libro: la búsqueda de Dios. Ahora bien, el “cura Valente” sabe que la filosofía “aunque hermosa ella es solamente humana / rehúye toda confusión con la divinidad”. No obstante, no deja de llamar la atención sobre personalidades que superaron por su humildad, paciencia y profundidad, muchas mentes “filosóficas” que, de tan humanas y terrestres que se pretendían, olvidándose más o menos de su origen en Dios, se extraviaron del conocimiento y quedáronse en puras aporías. En las antípodas de aquel despiste “Santa Teresa de Jesús entendía lo que no entendía / a Descartes le pasaba lo mismo pero al revés”. Pero tampoco se trata de una exaltación de la mística y el éxtasis, que bien podría representarlo Plotino, sino de aquella experiencia sencilla de Dios y la vida común a la que se abrió el Santo Cura de Ars cuando
[…] por su confesonario pasó de rodillas casi todo el siglo XIX
y sus diez horas diarias de confesión le abrieron todos los secretos
sobre Dios sobre el alma sobre el mundo
ojalá Fichte Schelling y Hegel hubieran pasado de rodillas por su confesonario
otro gallo cantaría en el siglo XX.
La Historia de la Filosofía sigue siendo tan oportuna como la primera vez que se publicó, pues cada uno de sus versos viene a sumarse “a los gemidos con que esa pequeña historia del universo pide a la filosofía / más a gritos que nunca la demostración / de la existencia / de Dios”. Y es que la filosofía debe consolarnos, como consoló a Boecio en su trance mortal, hoy que la “muerte de Dios”, el relativismo, la deconstrucción y el materialismo ya no son tendencias extrañas, sino de usanza común en nuestra tierra y parte de la forma mentis de las generaciones presentes.
Señoras caballeros
en vez de practicar la meditación trascendental
y viajar con los ojos cerrados al revés del tiempo
con el grave peligro de esfumarse en el más allá
y dejar en el más acá una sombra de sí mismos
una mancha de luz enloquecida
recen recen mejor un Padrenuestro
un Padrenuestro un Avemaría y un Gloria
y verán cómo la mente y el sistema nervioso
reconocen a su Padre y a su Madre.
(Actualidad, poema 93)
Pablo Ignacio Sepúlveda López
Lic. en Historia, miembro del área de edición en Editorial Tanto Monta